Por Jaime Ortega / Profesor investigador, Departamento de Política y Cultura. Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco.
Después de casi diez años de haber sido publicado en idioma inglés, la oportuna intervención del Fondo de Cultura Económica (FCE) y de la Universidad Nacional de Colombia nos permiten acceder a Los Grundrisse de Karl Marx: fundamentos de la crítica de la economía política 150 años después, libro editado por Marcello Musto.
Dado que se trata de una obra clave para el pensamiento marxista, la aparición de esta publicación es una buena noticia para el panorama de discusión en torno al aniversario número 200 del natalicio del filósofo alemán. Varias razones nos animan a sugerir la lectura, las mismas que trataremos de explicitar aquí, esperando que el posible lector o lectora decidan acercarse a la obra. En primer lugar, descentra el lugar de El Capital y nos traslada hacia los manuscritos de 1857-1858; es decir, desplaza el discurso estructurado y ordenado que se expresa en el primero de estos textos y pasa a la riqueza del diálogo de Marx consigo mismo, en donde se observa el devenir de un proceso intelectual, esto es, la construcción de categorías, la crítica de tradiciones de pensamiento y la autocrítica que el alemán realiza de sus concepciones. En segundo lugar, porque permite una aproximación al pensamiento de Marx antes y después de estos manuscritos, problematizando la idea de la biografía intelectual y del espacio que ocupan en la conformación de la noción de “obra”. Finalmente, aporta de manera sustancial en el proceso de traducción y recepción de la obra.
Señalemos, antes de revisar cada una de estas dimensiones, que con este libro se engrosa la pequeña bibliografía en español sobre el texto de Marx. En los años setenta apareció el breve, pero muy conocido ensayo de Martin Nicolaus sobre “el Marx desconocido” que representaban los manuscritos en cuestión. A principios de los años ochenta el FCE puso a disposición uno de los pocos comentarios, el de la filósofa canadiense Carol C. Gould titulada Ontología social de Marx. En España el filósofo Gustavo Bueno produjo el texto “Sobre el significado de los «Grundrisse»; en la interpretación del marxismo” que apareció como número segundo de la revista Sistema; además un “Colectivo 1” publicó bajo el sello de Alberto Corazón el libro Ideología y alienación: (Metodología y dialéctica en los “Grundrisse”). En México, Enrique Dussel publicó con el sello de siglo XXI la que sería la primera de una serie de obras en donde la “filosofía de la liberación” finalmente abandonaba su rechazo del filósofo alemán, con la obra La producción teórica de Marx, un muy detallado comentario. A principios del siglo XXI la editorial AKAL tradujo las famosas lecciones de Toni Negri sobre este texto: Marx más allá de Marx.
Sobre la primera temática que hemos señalado arriba es preciso señalar que sobre los manuscritos del 57-58 es posible armar distintas interpretaciones que operan como desmovilizadoras de las certezas consabidas del marxismo tradicional. Así, en la sección “Interpretaciones críticas de los Grundrisse” se expresan estas aproximaciones: Marcello Musto lo hace sobre el problema del método y la historia; Joachim Bischoff y Christoph Lieber a propósito del concepto de valor en su relación con el dinero y el capital; Terrell Carver se ocupa del problema de la alienación, su continuidad y su transformación en esta etapa; Enrique Dussel encuentra el fundamento conceptual de la categoría de plusvalor en la de “trabajo vivo”; Ellen Meiksins Wood apuntala una versión de construcción genealógica del capitalismo a partir del mundo agrario; John Bellamy Foster elabora una reflexión sobre el problema de las barreras y fronteras del capital con respecto a la naturaleza y al sistema de necesidades; Iring Fetscher aborda el problema de la automatización y el tiempo libre; finalmente, Moishe Postone se ocupa del sentido de debería poseer una nueva teoría crítica que se centre en la superación del trabajo y no en su realización.
Todos estos artículos son elaboraciones que desarrollan interpretaciones variadas sobre el pensamiento de Marx, recargando el ejercicio de lectura en los Grundrisse. Se encuentran niveles económicos (el problema del dinero y la formulación del concepto de capital), históricos (el surgimiento del capitalismo), políticos (la elaboración de una nueva teoría crítica sobre una concepción no transhistórica del trabajo) y filosóficos (la alienación o el concepto de trabajo vivo en tanto exterioridad). Sintéticos, los artículos anudan una propuesta que descentra cierto privilegio de El Capital y coloca a este gran diálogo interno de Marx como una fuente indispensable para la comprensión del capital en tanto forma social.
El segundo elemento que hemos señalado es el que se moviliza alrededor de la biografía intelectual de Marx. En el entramado de datos, intercambios y testimonios, es posible reconstruir la atmósfera previa y la posterior a los cruciales años de 57-58. En ello se centran los distintos aportes del editor: Musto traza la línea que antecede al encuentro de Marx con la crítica de la economía política, el giro que da a mediados de los años cincuenta y su actividad posterior en donde se afianzan nociones y conceptos. El tono que eligió Musto va del relato biográfico a la exposición de las precarias condiciones familiares y de trabajo, en ello toma un importante lugar el uso de la correspondencia como una fuente indispensable para trazar el recorrido del filósofo de Tréveris. Junto a estos aportes es preciso señalar los de Michael R. Krätke, quien en dos textos elabora una reconstrucción sobre el problema de la crisis. Lo hace con respecto a la participación de Marx como periodista económico, pero también en lo que refiere a sus estudios sobre la crisis económica que sacudió el centro de la economía mundial. Según se sigue de ambos textos, Marx finalmente pudo elaborar una noción compleja y articulada del problema del mercado mundial, mostrando con ello que la crisis es también una escuela de conocimiento.
El tercer aspecto que señalamos al inicio de nuestro comentario es el que refiere al proceso de traducción y difusión. El panorama presentado es muy rico, pues podemos enterarnos de los principales debates y las grandes líneas. Con respecto a la zona “Occidental” no hay mucha discusión, pues son perceptibles los espacios de centralidad del marxismo durante el siglo XX. Así, los Grundrisse se conocen a mediados del siglo, alcanzando una importante recepción en Alemania (entonces dividida), Italia, Francia y el mundo anglosajón. El texto señero es el de Roman Rosdolsky (publicado por siglo XXI en español). En el resto del mundo sorprende la presencia en China, Corea del Sur y sobre todo en Japón. Mención aparte merece el caso de Rusia, donde la historia de los manuscritos se entrelaza con el proyecto de difusión y conservación de la obra de Marx, apareciendo publicado en numerosos idiomas en el mismo país y fechando los comentarios desde los años cuarenta, es decir, previos al de Rosdolsky, tanto de la pluma de Leontiev como de Kogan (por mencionar algunos). En el caso del mundo de habla hispana se señala que es el idioma que tiene más traducciones del conjunto de manuscritos y el breve capítulo dedicado a su recepción omite la traducción del libro de Kogan o los fragmentos traducidos en 1968 por Daniel Cazés, aparecidos en Historia y Sociedad.
Este panorama que presentamos es apenas un trazo grueso sobre una obra que encuentra múltiples posibilidades de ser abordada. Asediar a los Grundrisse implica un conocimiento básico de las categorías marxistas, pero también la suspensión de cualquier definición estanca, pues justamente los manuscritos muestran el movimiento, la tensión y el proceso de constitución conceptual. Los planos discursivos en los que se mueve Marx son diversos, en ellos transita de la crítica del socialismo francés al abordaje de la comunidad destrozada por la aparición del intercambio mercantil; de la diferenciación del dinero en tanto dinero, al dinero en tanto determinación del capital; formula la categoría de trabajo vivo, que después será desplazada por la de fuerza de trabajo, ambas sólo en apariencia equivalentes. Así, la historia, la filosofía, la economía, la crítica de la política, se anudan en un texto que encuentra un grado de complejidad tan grande como su grado de apertura a pensar con Marx.
Finalmente, la aportación que hace el Fondo de Cultura Económica al pensamiento marxista es fundamental. Como lo fue cuando impulsó la traducción y publicación de las Obras Marx-Engels en el proyecto comandado por Wenceslao Roces. Este trabajo de traducción, edición y publicación debe ser conservado, pues es una de las principales fuentes para la discusión y el enriquecimiento de los pensamientos críticos.