Christian Mendoza / Egresado de Lenguas y Literaturas Hispánicas por la UNAM. Coordinador de Contenidos de la editorial Arquine. Autor de múltiples escritos incluidos en diversos libros y revistas mexicanas.
Autores como Jane Jacobs y David Harvey han reflexionado sobre las implicaciones sociales de las ciudades y de la diversidad de usos que éstas facilitan para sus habitantes. Pero mientras que Jane Jacobs atiende con énfasis cómo los edificios de usos mixtos son catalizadores de la economía monetaria, el urbanista David Harvey cuestiona cómo los intereses económicos pueden privatizar las ciudades y negar el derecho a la ciudad a una diversidad de habitantes que supuestamente tendrían que ser cobijados por los espacios urbanos. ¿Hay alguna intersección entre la propuesta de Jacobs y de Harvey? Con el proyecto Edificio Flavia, el arquitecto veracruzano plantea algunas posibilidades para construir centros donde la comunidad pueda encontrarse sin dejar de lado la importancia de la diversidad de usos. Este edificio se encuentra incluido en la monografía Rafael Pardo. Nuevo brutalismo publicada por Arquine en 2020.
En The Death and Life of Great Cities (Jacobs, 1992: 147), la periodista Jane Jacobs señala que aquello que activa la diversidad de usos en las ciudades es que mucha gente con intereses y necesidades distintas vive en un solo espacio, a veces reducido. Para Jacobs, las ciudades pueden amalgamar esta diversidad de ciudadanías a través del diseño: si un edificio único alberga farmacias, bares y servicios, el movimiento que puede experimentarse dentro de esa estructura será casi permanente. Sin embargo, para Jacobs la diversidad de usos sólo puede darse en la ciudad, a la cual describe como aquello que es distinto a los suburbios. Bajo esta perspectiva, la ciudad es entonces lo que está en el centro de la vida no sólo urbana, sino también política y social, y que por esta misma condición tiene la capacidad de producir formas de vida que sean diversas. Por otro lado, el urbanista David Harvey en Rebel Cities: From The Right to the City to the Uban Revolution (Harvey, 2012: 67) redunda en las ideas sobre la diversidad de personas y de espacios que conforman a una ciudad. Sin embargo, el autor plantea la pregunta de si la diversidad de usos imposibilita que otras regiones puedan legitimarse como una ciudad a través, precisamente, de la centralización de recursos y de la privatización de éstos. Mientras Jacobs enfatiza que las ciudades son formas muy específicas, Harvey plantea que la ciudad tendría que pensarse más en los espacios de lo común. Apunta:
The recent revival of emphasis upon the supposed loss of urban commonalities reflects the seemingly profound impacts of the recent wave of privatizations, enclosures, spatial controls, policing, and surveillance upon the qualities of urban life in general, and in particular upon the potentiality to build or inhibit new forms of social relations (a new commons). 1
1 El reciente resurgimiento del énfasis en la supuesta pérdida de elementos comunes urbanos refleja los impactos aparentemente profundos de la reciente ola de privatizaciones, cercados, controles espaciales, vigilancia sobre las cualidades de la vida urbana en general, y en particular sobre la potencialidad de construir o inhibir nuevas formas de relaciones sociales (un nuevo bien común).
Construir nuevas formas de relación, más que sitios que dirijan cómo es que los habitantes deben relacionarse (como el comercio), en el caso de la propuesta de Jacobs.
El arquitecto veracruzano Rafael Pardo es un ejemplo de cómo la arquitectura puede construir comunidad, al margen de la centralización de los recursos con los que puedan establecerse recintos culturales o proyectarse espacios públicos. En palabras de Graciela Kartofel, historiadora del arte, en el nuevo brutalismo “el concreto crudo provee la textura y la estética” mediante proyectos que mantienen un “respeto por el lugar como premisa, donde el verde domina y define la arquitectura” (Kartofel, Pardo y Martí, 2020: 13). En 2020, la editorial Arquine publicó la monografía Rafael Pardo. Nuevo brutalismo, título que reúne siete proyectos, casi todos enfocados en residencias privadas, como la Casa Briones, la Casa Oyamel o la Casa RH. Sin embargo, una obra resalta: el Edificio Flavia. Kartofel, editora de la publicación, la describe de la siguiente manera:
La galería Flavia establece una típica teatralidad barroca. Tensiones de muros diagonales, dobles alturas y provocadores usos de vidrio conjugan con los cambios de roles de un espacio de exhibición de arte contemporáneo, que también cumple la función de auspiciar conversatorios, presentaciones de libros, jornadas de arquitectura y demás. (Ibidem, p. 17).
Junto a Antonio Flores y Manuel Velázquez como socios, Rafael Pardo pensó primero en Flavia como una tienda de diseño. A sugerencia de otro conocido, instalaron una cafetería a pesar de encontrarse en una zona poco transitada de Xalapa. Rafael Pardo ya había ocupado el cargo de subdirección del Instituto Veracruzano de Cultura, por lo que, al momento de realizar este proyecto, ya contaba con experiencia como promotor cultural. Manuel Velázquez le propuso a Pardo dar charlas para que el espacio comenzara a funcionar y, como él mismo lo comenta en la entrevista que cierra Rafael Pardo. Nuevo brutalismo, “para mi sorpresa, sí llegó gente y tuvimos que dar dos pláticas” (Kartofel, Pardo y Martí, 2020: 123). Estas pláticas fueron el inicio de las jornadas de arquitectura, las cuales se programan anualmente en Flavia. Posteriormente, los socios se percataron que hay un público interesado en las actividades culturales. Lucio Sánchez, vecino de la zona y músico de jazz, tocó en la inauguración de la primera muestra que albergó el recinto, dedicada a la obra de Perla Krauze, por lo que en su oferta se incluyeron los conciertos y las exposiciones de artes visuales. La cafetería es el soporte económico de la galería donde entran exposiciones, talleres gratuitos y conciertos. Igualmente, comunidades indígenas pueden vender sus productos en ferias que organiza el equipo de Flavia y han tenido exposiciones de fotógrafos célebres como Tina Modotti, Mariana Yampolsky y Lola Álvarez Bravo.
Para Jacobs, el objetivo de la diversidad de usos era el de estimular la economía de las ciudades. Para ella, si se observaban los desarrollos residenciales o lo que nombra como “áreas grises” (una descripción para las provincias), podría concluirse que las ciudades son “generadores naturales de diversidad” (Jacobs, 1992: 145). Sin embargo, Edificio Flavia no se encuentra en lo que, bajo una perspectiva así de esquemática podríamos nombrar como una ciudad, sobre todo si se compara con un centro como lo es la capital del país. La obra arquitectónica como tal, se encuentra en un terreno particular que demandó una serie de soluciones técnicas que vuelven relevante al objeto-edificio; pero además de esta condición formal, el proyecto construye “ciudad” (ahí donde, como dice la etimología, se construye la vida civil). Una fachada íntegra de cristal permite la contemplación del exterior al interior y visceversa. Las visuales hacen que el contexto ingrese en los interiores. Igualmente, la programación de exposiciones, conciertos y talleres, hacen de Flavia una suerte de espacio público, una arquitectura que le devuelve a la comunidad de “una calle poco transitada” una diversidad de usos que no necesariamente están centrados en la economía, aún cuando ésta sea una justificación del proyecto. Se trata más bien, de un punto de encuentro para los habitantes de Xalapa. La diversidad de usos que alberga Flavia tiene, como consecuencia, que aquellos habitantes distintos, con un abanico de intereses culturales, puedan estar bajo un solo techo y así puedan construir una ciudad.
Referencias
Harvey, D. (2012) Rebel Cities: From The Right to the City to the Urban Revolution. Nueva York: Verso.
Jacobs, J. (1992) The Death and Life of Great American Cities. Nueva York: Vintage Books.