Veredas. Revista del Pensamiento Sociológico

Por Godofredo Vidal / Departamento de Relaciones Sociales. Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco.

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Introducción

En este trabajo examino, en una perspectiva de la sociología política comparada, la respuesta del Estado mexicano, a nivel federal, a la grave pandemia del COVID 19. Sugiero que tres conjuntos de variables son críticas: las capacidades de los sistemas de salud estatales, las políticas de salud coyunturales y el comportamiento de la población.  Generalmente, los estudios de las respuestas estatales a esta pandemia incluyen dos niveles de recursos estatales. Los estructurales o básicos, que se refieren a los recursos de los sistemas de salud, y las políticas ad hoc para responder a la emergencia. En el caso mexicano, se considera que dispone de un sistema de salud de capacidad media. Es de notar que países con capacidades altas han sufrido los efectos de esta pandemia de manera tan grave como México. Esta situación es hasta sorprendente, pero ilustra algunos rasgos de la actual infección viral. Su dispersión ha dependido más del comportamiento social y la respuesta estatal y ha rebasado los mecanismos convencionales. Por ejemplo, Francia ocupa el primer lugar en la OMS en eficiencia, cobertura, y calidad de su sistema de salud, y México, el lugar 64, muy por encima de Rusia y China (Tandon, 2000); países con sistemas de salud altamente eficientes y bien financiados han podido contener las olas de contagio, porque están preparados para atender un tipo de enfermedades crónicos degenerativas propias de la vida urbana y afluente, pero no para confrontar una pandemia cuya difusión está íntimamente asociada a los patrones de movilidad social y comunitaria, a los recursos culturales (capital social)  y a la obediencia de las normas de autoridad gubernamental que pueden frenar la  transmisión del virus. En COVID 19, como en todas las epidemias, los mecanismos de contagio son el problema central examinar. Estos problemas los examina la epidemiología, aunque las ciencias sociales tienen una contribución impórtate. Permitiendo el surgimiento de nuevas áreas de sinergia disciplinaria entre las ciencias naturales y sociales. En segundo lugar, hay que distinguir pasadas epidemias sucedidas en los tiempos modernos y las respectivas respuestas de los gobiernos. En el caso mexicano, hace apenas una década se enfrentó una epidemia de influencia (llamada N1H1) con un alcance y duración mucho menos, pero que permitió desarrollar experiencia en el manejo de la epidemia. La actual epidemia de COVID 19 permite examinar n solo la complejidad de las olas de contagio y su dispersión social, sino la importancia de las capacidades gubernamentales, y en especial, de las políticas gubernamentales especificas desarrolladas. El trabajo que presento ofrece una reflexión preliminar sobre los patrones de comportamiento de la pandemia de COVID 19 en México, y para ello recurre a la información disponible, cuidando que sus fuentes sean objetivas y verificables.

COVID 19

La pandemia de COVID 19 (provocada por el virus Sars-Cov 2) fue reconocida por el gobierno mexicano a fínales de febrero de 2020, cuando China había registrado más de 80 000 infectados por el virus., y unos días después de que el gobierno estadounidense registrará el primer caso en el territorio de los EUA. El retraso de la identificación de la gravedad de la pandemia no es atribuible solo a las autoridades del sector salud del gobierno de México, sino en general, a todos los países del continente americano. En Europa, este sucedió semanas antes…La primera reacción de los funcionarios mexicanos fue de minimizar el problema. En febrero, el Subsecretario de epidemiología de la SSA, que aseguró, seguido el presidente del a República, que COVID 19 era menos peligrosos que la influenza común. Durante varias semanas, funcionarios del gobierno federal hicieron declaraciones que incitaron a la población a minimizar el peligro de la pandemia. Esta política cambio apenas hasta fines de junio cuando la pandemia alcanzó su primer pico, y el número de fallecimientos reconocidos llegó a 20,000 (Gráfica # 1).

Fuente: Hale W., Petherick P. (2020) Oxford Covid-19 Goverment Response Trucker.

En ese momento se estableció la meta de “aplanar la curva” de contagios, cuando ya se observaba un nivel de alto contagio. Los números oficiales sobre los contagios y la morbilidad empezaron a ser cuestionados por diversos expertos que advirtieron que las cifras reportadas por los funcionarios mexicanos no consideraban las “muertes en exceso” atribuidas a casos de influenza estacional (tabla # 1), que en el caso de México representa un radio de 1.6 sobre los casos de COVID 19 oficialmente reportados.  La OMS y otros institutos de salud reconocidos han argumentado con evidencias, que, sin un mecanismo de pruebas epidemiológicas, es imposible calcular este número (morbilidad) con precisión. De esto surgió un número muy alto para México (la división del número de contagios registrado, entre el número de muertes registradas por COVID 19).  Estas críticas siguieron a lo largo del año, recibiendo la c credibilidad de los datos ofrecidos a la población por los medios televisivos por los funcionarios del sector salud, que com frecuencia no coincidían con la información pro vista por institutos y medios de información extranjeros basados en informes oficiales del gobierno mexicano. hasta culminar en el reportaje del 21 de diciembre en el New York Times en el que se acusó al subsecretario López Gatell de engañar a la opinión pública (Kritoeff, 2020). Contra la política epidemiológica de prevención aceptada globalmente, excepción de Suecia, del uso de pruebas y cubre bocas, la posición del gobierno se reduje a recomendar la disciplina de la sana distancia (quédate en casa) y recurrir a un enfoque aproximativo menos certero llamado método centinela, consistente en usar los datos de ingreso a de caso graves hospitales y una selección de ubicaciones señaladas como puntos de contagio en vez de utilizar muestreo de la población total, o el seguimiento puntual de la población reportada por tener contacto con casos infectados.

La población mexicana acepto parcialmente la recomendación, entre otras causas, por la imposibilidad de abandonar sus actividades económicas. Sin programas de apoyo ad hoc gubernamentales, y compuesta por una mayoría de trabajadores de la economía informal, a la que no atiende los programas de apoyos gubernamentales, la opción de quedarse en caso resultaba irreal. En la economía formal, como las ensambladoras fronterizas, fue imposible mantener un cierre, y el gobierno de los EUA ejerció presiones para mantener las plantas trabajando (Linthicum, Fry, Minjares , 2020).

Las gráficas # 2 y 3 ilustran el comportamiento cuantitativo de la pandemia en número de contagios y número de muertes COVID 19. La primera describe el nivel de responsividad de las políticas gubernamentales, consistentes en medidas preventivas. En marzo esta medida se activa, para alcanzar su pico máximo dos meses después, cuando muestran un leve relajamiento. Asumiendo un máximo posible de 100 en despliegue de medidas de contención, hasta marzo 28 alcanza 84, pero decrece a comienzos de juni a 73 puntos, para llegar un mínimo de 72 en 18 dic, justo cuando el segundo brote de COVID 19 alcanza su mayor impulso. La segunda grafica muestra claramente los dos picos de contagio, incluyendo el rebrote de COVID 19 en la tercera semana de noviembre.

Gráfica 2. Fuente: John Hopkins University, CSSE Covid-19 Data.
Gráfica 3. Fuente: John Hopkins University, CSSE Covid-19 Data.


Las críticas más puntuales a las políticas de contención establecidas por las autoridades mexicanas han sido el escaso uso de pruebas. En efecto, como muestra la gráfica # 4, México ocupa el último lugar entre los países de la Organización de Cooperación y Desarrollo económico (OCDE) en la aplicación de puebas. La grafica agrupa los dos tipos de pruebas (serológicas y moleculares).

Mortalidad en exceso

En México se ha destacado la anormal mortalidad excesiva asociada a COVID 19, pero atribuible a otras causas. El indicador se estima comparando la tsa “normal” del año previ, con el actual. El resultado es aumeto inexplicado. Se contabiliza a partir de la diferencia de mortalidad por causas medicas diversas de un añ contra el siguiente, y dividiendo entre el número de fallecimientos covid, usando datos oficiales de cada país. Normalmente una mayor capacidad de contabilidad resulta en una tsa más baja de mortalidad en exceso. The Economist informa que este indicador tiene valores altos en Perú Ecuador y México. (Tabla # 1)

Como se puede observar el radio muertes COVID 19 y muertes en exceso es considerable en algunos países de América Latina, incluido México, y baja considerablemente en países desarrollados. La OMS y muchas otras agencias y expertos sostienen que indicador se ha usado para sub reportar el número total de muertes COVID 19. Asa Cristina Laurell ha señalado que “La magnitud del exceso de mortalidad por todas las causas durante este periodo es de 159 mil 127 de defunciones en México, lo que representa un incremento de 58 por ciento. De esta cifra, sólo 39 por ciento se debe directamente al Covid y el resto, o 98 mil 660 a fallecimientos, a otras causas. Es decir, estas últimas muertes para este periodo son casi 100 mil. Para esta observadora, se trata de un subregistro técnico asociado a condiciones de marginación de la población afectada “las defunciones que en realidad fueron causadas directamente por Covid, pero que no han sido inscritas como tales por deficiencias en los sistemas de registro. Estas fallas pueden ser generales en un país, pero es más común que ocurran en zonas o áreas pobres. Pueden ser una proporción importante de las muertes en exceso cuando la calidad de los registros administrativos es deficiente. Debe de tomarse en cuenta que producen un sesgo donde van en la misma dirección, tanto el subregistro como otros determinantes sociales. Es decir, el subregistro es mayor entre los pobres y también la propia pobreza” (Laurell, 2020). Secretaría de Salud reporta exceso de mortalidad de 155,990 personas en México por posible Covid-19. El director general del Cenaprece, Ruy López Ridaura, detalló que entre el primero   de enero al 24 de octubre de 2020, ocurrieron un total de 794,944 defunciones certificadas, de las cuales 576,955 eran muertes esperadas de acuerdo con la incidencia de los últimos cinco años, aunque no se hizo el ajuste correspondiente en las cifras de muertes por Covid 19 que se proporcionan al público. (El Economista, 29 de noviembre de 2020, 21:12) La revista especializada BJM (British Journal of Medicine) comentó que “esto conduce a una estimación preliminar, dijo Ridaura, de 139 153 muertes –en México. – hasta el 26 de septiembre, significando que un 72% de las muertes en exceso pueden ser atribuidas a COVID 19. Estas cifras podrían incrementar el conteo de mortalidad por COVID 19 en 64% y hacer de Méxic el tercer lugar mundial por muertes COVID 19, apenas atrás de la India…Esto significa que en México ha muerto un ciudadano por cada millón, una cifra solo superada por Perú y San Marino”. (BMJ, 2020;371:m4182; trad. propia)

COVID 19 y el nivel de desarrollo nacional

Sorprendentemente COVID 19 ha afectado proporcionalmente a sociedades desarrolladas y occidentales que asiáticas desarrolladas. Las sociedades de desarrollo medio han sido impactadas como México y Brasil, Irán y la India.  En cambio, sociedades poco desarrolladas en el sudeste asiático y el continente africano se han mantenido relativamente al margen de las olas de contagio y mortalidad. La gráfica abajo, construida con datos del BM y l OMS, ofrece una representación visual muy explícita del fenómeno anterior.

Fuente: John Hopkins University, CSSE Covid-19 Data.

Los estudios epidemiológicos y sociológicos han subrayado la presencia de factores como las concentraciones urbanas y la movilidad, por lo que ls sociedades predominantemente rurales se han mantenido al margen de la pandemia. Sin embargo, el sociedades urbanas e industrializadas, los sectores rurales son afectados por causa del contagio y las migraciones internas, asociadas al trabajo.

La disciplina cultural es la otra dimensión que explica la diferencia en las tasas de contagio y mortalidad en pises desarrollados y de desarrollo medio. Los países de herencia “confuciana” de la cuenca oriental del Continente asiatico muestran mucho menor vulnerabilidad a los contagios. Aunque podría imputarse a los regímenes autoritarios como China o Vietnam este blindaje, por la capacidad estatal de imponer normas y ordenar la movilidad social de formas inimaginables en los países occidentales, también en la Republica de Crea y Japón, países con regímenes democrático| liberales, se observa la misma disposición social a la obediencia de las medidas de contención de los contagios. En el Continente Americanos ubican casi la mitad de los fallecimientos por COVID 19, seguidas por los países desarrollados de Europa Occidental. Estos hechos refuerzan tesis del factor cultural en la pandemia.  Se ha observado una diferencia cultural significativa en las modalidades de contagio en el este de Asia y los países llamados occidentales, entre los que se encuentra México y en general AL.

El conocido economista Branko Milanovic comentaba que “la impaciencia” como rasgo cultural de la población y de los gobiernos, podría ser la explicación necesaria para explicar las diferencias en el manejo de la crisis de COVID19:

Los países (occidentales) impusieron confinamientos, a menudo a regañadientes, cuando la pandemia estaba en su clímax en primavera, y levantaron las restricciones en cuanto se produjo una mejora. La ciudadanía percibió esta mejora como el fin de la epidemia. Los gobiernos participaron alegremente en ese autoengaño. Entonces, en otoño, la pandemia volvió vengativa, y los gobiernos impusieron de nuevo medidas a medias, bajo presión, y con la esperanza (ya refutada una vez) de que podrían levantarlas durante las vacaciones (Milanovic, 2020).

Esta preferencia por las soluciones rápidas, que los economistas llaman preferencia por el tiempo presente o tiempo puro, sobre las preferencias por las retribuciones y logros futuros, derivados del ahorro y la paciencia, ofrece una base para una explicación microeconómica del comportamiento social durante la pandemia.

La política económica

Desde el inicio dela admón. el crecimiento económico se resintió a la falta de políticas anti cíclicas. En el caso mexicano, el gobierno no priorizo las respuestas fiscales al reto social de Cvid 19. Como muestra la gráfica # 6, México está en el último lugar, entre los países de la OCDE, en de estimar recursos a la atenuación de los problemas socio económicos de la pandemia.

Gráfica # 6. Medidas fiscales anunciadas por países del G 20.
Fuente: Center for strategic and international studies, data as 29 June 2020.

El Fondo Monetario Internacional, en su publicación del 20 de octubre del Resumen Ejecutivo, apunta que:

La pandemia de COVID-19 y los confinamientos asociados han generado medidas fiscales sin precedentes por un valor de USD 11,7 billones, o cerca del 12% del PIB mundial al 11 de septiembre de 2020. La mitad de las medidas fiscales consistieron en gasto adicional o ingresos no percibidos, incluidos recortes temporales de impuestos; la otra mitad correspondió a asistencia de liquidez, incluidos préstamos, garantías e inyecciones de capital desde el sector público.

(FMI, 2020)

El impacto de la pandemia en la economía mexicana es enorme. Solo en 2020,  el tamaño del PIB se redujo casi 10%. CONEVAL estimó que este retroceso significaría el aumento del número de personas en pobres extrema (Provencio, 2020)

En cuanto al impacto sobre la probtreza y el empleo, México enfrenta esta contingencia en condiciones de vulnerabilidad previamente registradas. Entre otros factores debido a la alta prevalencia de diabetes y enfermedades cardiovasculares, la precariedad laboral, problemas de acceso al agua y de hacinamiento, y múltiples brechas de acceso a los derechos sociales, como salud, alimentación, educación y vivienda. Los factores de riesgo biológicos como la diabetes, enfermedades cardiacas y obesidad están entre los más destacados en México. Para los Ortiz Hernández y Miguel Ángel Pérez, las inequidades sociales son un factor clave en la explicación de los patrones de contagio, que sugieren que la población pobre ha sido proporcionalmente más afectada.

Se estimaron diferencias de acuerdo con el nivel de marginación municipal, la pertenencia a un grupo indígena, la región geográfica y el sector de los servicios. A partir de modelos de regresión multinivel se estimaron razones de prevalencias (RP). Resultados. Las personas que residían en municipios con mayor marginación tuvieron mayor riesgo de presentar los cuatro indicadores de formas severas de COVID-19 (RP=1,05 o 1,06) (Ortíz Hernández, et.al., 2020: 1)

 Sin embargo, el hecho de que las poblaciones africanas, con altas tasas de pobreza y marginalidad, hayan sido, hasta ahora, sujetas de bajas tasas de contagio por Sar-Co- 2, sugiere que no solo la pobreza explica la expansión de COVID 19. Parece más adecuado señalar que la urbanización y los ingresos medios favorecen la movilidad, por lo que los contagios suceden en países de ingreso alto y medio, y que, en estos, las poblaciones de menores ingresos son las más afectadas.

En su informe de Evaluación dela Política Social 2020, el Consejo Nacional de Evaluación (CONEVAL) estimó los efectos potenciales que la actual coyuntura sanitaria podría generar en los niveles de pobreza por ingresos y en la pobreza laboral. La pobreza por ingresos se podría incrementar entre 7.2 y 7.9 puntos porcentuales, teniendo un incremento de la pobreza extrema por ingresos entre 6.1 y 10.7 millones de personas para 2020, mientras que para la pobreza laboral se estima un aumento de 37.3 a 45.8% en los primeros dos trimestres del 2020.

La falta de políticas públicas que atiendan a la población con ingreso medio puede aumentar la población en pobreza por ingreso y la crisis puede cambiar la configuración de los ingresos de la población…el incremento esperado en el desempleo, como consecuencia de la contingencia por la COVID-19 resulta en una pobreza laboral de 45.8 por ciento en el segundo trimestre de 2020, lo que representa un aumento anual de 7.7 puntos porcentuales. El aumento es incluso mayor a lo observado en la crisis de 2009. Sin embargo, hay otros posibles escenarios, a partir de la información de la STPS, que anunció que hasta la primera semana de abril la pérdida de trabajos formales fue de 346,878. Esto implica que la pérdida de empleo formal en abril podría alcanzar 700,000 trabajos (por una proyección lineal) y en el trimestre posiblemente 1.5 millones.

(CONEVAL, 2020:39)

CONEVAL subraya que las políticas sociales del gobierno no están diseñadas para contrarrestar la pobreza extrema ni atacar los daños sociales provocados pr la pandemia. En concordancia con el CONEVAL, la ONU (2020) advirtió que el mayor impacto epidemiológico y social de COVID 19 recaerá en la población marginal, que tiene el doble de riesgo del promedio en contraer la enfermedad, debida a la combinación nefasta de enfermedades crónico degenerativas como diabetes y obesidad, y la necesidad de movilidad por cusa de sus necesidades económicas. ajena a la cobertura de ls programas sociales gubernamentales.

Coincidiendo con las conclusiones elaboradas por Asa Cristina Laurell, presentadas anteriormente, Hernández Bringas, del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias de la UNAM, ha estudiado el impacto de COVID 19 en la población según su estatus socio económico y educativo destacando que el factor decisivo en la vulnerabilidad a los contagios, junto al nivel de ingresos (la pobreza), es el nivel de escolaridad. “El 71 por ciento de los muertos por covid-19, tienen una escolaridad de primaria o inferior”, mientras el 15.7% escolaridad media superiores, y 13% escolaridad superior (Hernández Bringas, 2020).

El rebrote de diciembre

En diciembre de 2020 el rebrote de Sar Cov 2 en Europa occidental y el continente americano fue atribuido al relajamiento previo de las medidas de restricción social. México no fue la excepción. El cálculo dominante fue sobre minimizar los costos económicos de la restricción de movilidad y actividades sociales. Desde marzo el gobierno permitió, y en algunos casos alentó la actividad económica. Para el otoño, se crearon expectativas de que la epidemia cedía y se anunció el próximo retorno a las actividades. Los semáforos pasaron de anaranjado a amarillo y verde en muchos estados. La expectativa de vacunas provocó un clima de confianza una gran movilidad social en la temporada prenavideña. Cuando el rebrote se hizo evidente, el gobierno mexicano reaccionó lentamente, con medidas y anuncios confusos. Muchos expertos señalaron que las medidas de restricción social debieron activarse desde la última semana de noviembre.

El rebrote de diciembre ha sido aún más dramático y grave que el inicio de la pandemia. La consecuencia para la slud de los mexicanos es aún incierta, aunque se estima que los muertos COVID 19 podrían llegar a 160 000 al comienzo de la primavera 2021. Las consecuencias sociales y económicas también son muy graves. Durante la pandemia en 2020, repreento un declive económico sin recedente en el siglo XX, de manera que el rebrote anual ls expectativas de pronta reactivación, con que el gobierno cuenta. Los programas sociales improvisados no son suficientes para evitar el desempleo, pobreza y abandono de la educación por millones de jóvenes mexicanos. Los apoyos gubernamentales no equivalen a un reforzamiento de los sistemas de apoyo y bienestar social del estado, y muchas veces son una reducción neta, como la salud. Al momento de finalizar este ensayo, la expectativa de vacunas se intensifica, no sin tropiezos, con el retraso de su llegada, y la falta de claridad sobre su disponibilidad en tiempo y forma. A la vez que las proyecciones de mortandad y contagio se disparan hasta principios de primera, cuando existe un consenso débil de que la pandemia empezará a debilitarse, por efecto de la evolución del virus y sus mutaciones sobre los organismos vivos, y el impacto de las vacunas, que en México cubrirán, según expectativas, una población de hasta 30 millones de habitantes. Aunque la información sobre las inversiones gubernamentales en la investigación y desarrollo de vacunas contra el virus Sar Cov 2 son minusculas, algunos grupos de investigadores del Laboratorio de Inmunología y Vacunas de la Autónoma de Querétaro, por un lado, y en el Instituto de Biotecnología de la UNAM, han anunciado que han desarrollado vacunas nacionales, actualmente en fase de pruebas. El gobierno de México habría contratado con 4 laboratorios (Pfizer, Moderna, CanSino y el protocolo internacional Covax, coordinado por la ONU, al que le aportó $30 millones de dólares) la importación de 198 millones de dosis, de vacunas contra la Covid-19 (la Fundación Slim contribuyó contratando 36 millones de dosis con la empresa Aztra Zeneca) para ser aplicadas a 116 millones de personas, por un monto de $1,659 millones de dólares, aunque las autoridades hacendarias han informado que disponen de un fndo de $4000 millones de dólares para ese fin.

Conclusión

La pandemia de COVID 19 ocurre en un contexto de grave crisis de la desigualdad socio económica y ambiental mundial y exacerba la necesidad de respuestas estatales, y, por ende, de fortalecimiento de las capacidades de los Estados. La respuesta común en Oriente y Occidente se h enfocado en establecer políticas de prevención epidemiológica con diversos grados de astringencia y efectividad, y a crear medidas financieras de emergencia para reactivar la economía.  La percepción de que la recuperación en forma de “K”, con distintos comportamientos de la recuperación entra los trabajadores calificados y los de baja calificación, y entre los sectores afluentes y los de bajos ingresos, se ha tornado un problema visible en el futuro inmediato. Hasta ahora estas tendencias polarizantes han ido adquiriendo una gravedad que pone en tela de juicio la eficacia de los mecanismos de gobernanza utilizados. Como un factor agravante, la polarización provocada por la mezcla de desigualdad y populismo ha representado un obstáculo para el maneja adecuado de las respuestas gubernamentales, que son vulnerables a la politización por encima de las respuestas basadas en criterios científicos. COVID 19 es una pandemia singular, que ha puesto a prueba las capacidades estatales para proteger a la población.  Comparada con pandemias de épocas antiguas y contemporáneas, mucho más mortíferas, como el SIDA, COVID 19 ha sido una pandemia mundialmente reconocida, gracias a la inmediatez de los nuevos medios de comunicación, como los soportadas por la red global de internet, por lo que sus efectos psicológicos son muy intensos. Su dispersión biológica e impacto social a nivel global es enorme y los cambios que ya ha provocado son considerables: Modos de trabajo (home working, desempleo), desigualdad (impacta pobres de países ricos y de medio ingreso), amplía poderes gubernamentales (regulación social, programas de apoyo económico), eleva importancia de ciencia y capacidades tecnológicas, entre otras muchas consecuencias.  Es de particular importancia observar que el desarrollo de las vacunas se ha logrado gracias a fuertes compromisos gubernamentales en la investigación y desarrollo en los paises que actualmente producen las vacunas anti COVID 19, sin el cual no sería posible acortar el plazo de disponibilidad. El caso del gobierno estadunidense y la operación Warp Speed, que involucró miles de millones de dólares y el concurso de diversas agencias se salud y defensa gubernamentales para financiar el desarrollo de 300 millones de vacunas, junto a las grandes farmacéuticas de ese país, planea un caso de colaboración en condiciones de emergencia entre ls sectores público y privado. (Allen, 2020). No solo la investigación y desarrollo de vacunas ha requerido miles de millones de dólares, sino la producción requerirá otros tantos. La planta industrial farmacéutica de los países desarrolldos no será capaz de satisfacer la demanda global, Solo el mecanismo Covax, requerirá de $6 mil millones de dólares para producir 2 mil millones de vacunas, por lo que sin el desarrollo de capacidades de producción en países como México o Brasil y otros países “en desarrollo” las metas no serán alcanzables.

 La pandemia ha evidenciado las desigualdades de capacidades estatales a nivel mundial, a la vez que ha agravado las desigualdades económicas sociales y laborales de la población. Lo que sabemos es que COVID 19 afecta a poblaciones pobres de países de ingresos altos y medios, pero no necesariamente a los más pobres, y que afecta a sociedades occidentales más que los asiáticos orientales. Los estudios sociológicos sobre el factor político-culturales en las modalidades de contagio no son muchos. Los cambios sociales fuertes que introduce la pandemia de COVID 19 se reflejan en diversos aspectos de la vida colectiva: altera patrones de sociabilidad, especialmente entre la población joven, y a corto plazo introduce incertidumbre en el desarrollo y crecimiento económico mundial y nacional. La respuesta estatal está delimitada por la capacidad estructural (sistemas de salud, sistemas de apoyo social) y por la habilidad de los gobiernos para impulsar políticas cietificas y tecnológicas integradas en políticas estratégicas industriales. Los regímenes populistas han mostrado menor capacidad operativa y sensibilidad, entorpeciendo la respuesta ante la crisis epidemiológica y social. El nivel de las capacidades estatales estructurales puede atenuar la “politización” populista de la pandemia, como en el caso de los EUA y Brasil, donde los presidentes Trump y Bolsonaro han interferido con la respuesta estatal, pero no la han anulado, con programas de apoyo que han atenuado el desempleo y pobreza, a diferencia del gobierno mexicano, que no ha desarrollado programas ad hoc efectivos y de alcance nacional. Esta inhibición se debe al compromiso ideológico inicial con una agenda sui generis de gobierno -la 4t- sin déficits ni deuda, con programas comprometidos y presupuestos inflexibles y limitados.

 La expectativa, incierta no solo para México, es que, para el otoño de 2021, el virus ceda, y las vacunas empiecen a crear una muralla de inmunidad social al virus. Las lecciones son claras, en el sentido de que las capacidades gubernamentales han sido relativamente frágiles, aunque con frecuencia la clase política ha distraído recursos y tiempo sub estimando los efectos epidemiológicos y sociales de la pandemia, anteponiendo agendas políticas electorales al bien colectivo.






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