Veredas. Revista del Pensamiento Sociológico

Isis Saavedra Luna/ Doctora en Ciencias Sociales con especialidad en Comunicación. Profesora investigadora, Departamento de Relaciones Sociales, Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco. 

Micah Riegner.

Ante la apremiante necesidad de acelerar la transformación de los análisis científicos, las políticas de los gobiernos y las acciones ciudadanas respecto al cambio climático, el Centro Tepoztlán Víctor L. Urquidi realizó una reunión-diálogo titulada: “El Cambio Climático: desafíos y perspectivas”, el 23 de octubre de 2021. Cabe recordar que dicho centro fue fundado en 1980 por un grupo de intelectuales y académicos nacionales y extranjeros, por iniciativa de Víctor L. Urquidi, en ese momento presidente de El Colegio de México. Ubicado en Tepoztlán, Morelos, desde hace más de 40 años, ha sido un espacio independiente de análisis académico y discusión libre sobre temáticas sociales, políticas, económicas y medioambientales de México. 

En esta relatoría se destacan los principales puntos surgidos en ese diálogo, realizado a manera de preparación para la Conferencia Mundial COP26 que se realizaría en Glasgow, Inglaterra, del 30 de octubre al 10 de noviembre de 2021. 

La reunión-diálogo fue iniciada y conducida por el embajador Jorge Eduardo Navarrete, Vocal de la Junta de Gobierno del Instituto para la Protección al Ahorro Bancario, quien empezó refiriéndose a la necesidad de promover políticas multilaterales en las negociaciones internacionales
sobre el cambio climático, que permitan integrar las políticas y propuestas de acciones a discutir, entre los países asistentes a la COP26. 

Durante la sesión, se presentaron dos ponencias, la primera estuvo a cargo del Dr. Francisco Estrada Porrúa, Coordinador del Programa de Investigación en Cambio Climático de la UNAM e Investigador del Instituto de Ciencias de la Atmósfera de la misma UNAM; la segunda a cargo de Enrique Provencio, investigador asociado del Programa Universitario de Estudios del Desarrollo de la UNAM y del Centro Interdisciplinario de Biodiversidad y Ambiente, A.C. La discusión la abrió con un primer comentario la Dra. Lourdes Arizpe, antropóloga del CRIM-UNAM, cuyas investigaciones los últimos tiempos versan en torno al medioambiente y el Antropoceno.

Entre algunos de los aspectos más relevantes que explicó Francisco Estrada Porrúa, están los siguientes: en primera instancia, el calentamiento observado en el cambio climático es inequívoco, los estudios científicos lo han confirmado y los procesos socioeconómicos están integrados a este fenómeno, más de lo que se pensaba previamente. De hecho, destacó que la temperatura de México se ha calentado más rápido que en otras latitudes y que el calentamiento sería más grave en las ciudades que impulsan el 80% de la producción económica. De no propiciar medidas para aminorar el cambio climático, la Ciudad de México llegará a aumentar 8º grados y en tal caso, no hay manera de adaptarnos. Por otro lado, en las grandes ciudades el cambio climático local podría exacerbar los efectos negativos del cambio climático global cuyos impactos podrían representar entre una y tres veces el PIB actual, pudiendo llegar a afectarlo hasta cinco veces. En la Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey, las pérdidas por cambio climático podrían rebasar mil millones de pesos en la década de 2020.

Mencionó también que se perciben eventos de baja probabilidad y alto impacto, cuya modelación física y económica es deficiente. Ello acarrea consecuencias económicas desconocidas, ya que las estimaciones actuales reflejan una limitación en la modelación y los datos, pues pueden constatarse impactos sinergísticos del calentamiento global que llevan al colapso de las especies con la consecuente pérdida de la biodiversidad.

A partir de su larga trayectoria en estudios de política pública sobre medio ambiente en México, Enrique Provencio explicó el origen de la Comisión sobre Cambio Climático en Naciones Unidas en 1992 y los hitos de las Conferencias sobre Cambio Climático (COP) en Kyoto, 1997, Bali 2007 y París 2015. Dichas conferencias aportaron visibilidad al reto de cambios en las políticas y enfocaron la centralidad creciente de las negociaciones en torno a las concentraciones y emisiones del CO2 durante el proceso de 1992 a 2021. Durante este período, el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático  (IPCC, por sus siglas en inglés) de las Naciones Unidas realizó seis generaciones de informes de evaluación.

En este proceso, comentó Enrique Provencio, durante el “Ciclo de París” se realizaron cinco conferencias a partir de 2011, en: Durban, Sudáfrica; Doha, Emiratos Árabes; Varsovia, Polonia; París, Francia y ahora Glasgow, Reino Unido, en 2021. Se establecieron los grandes trazos del proceso para un acuerdo de nueva generación tras el modelo de Kyoto y se hizo evidente la insuficiencia de las medidas que estaban adoptando los países y las dificultades para el avance en la aplicación de los acuerdos correspondientes.

También hizo un resumen de los “nudos” que se confrontarían en la conferencia de Glasgow, entre ellos la necesidad de movilizar cien mil millones de dólares anuales para financiar las acciones sobre cambio climático, incluyendo el apoyo a las naciones en desarrollo; las acciones pendientes del Acuerdo de París y las normas del artículo 6 en cuanto a las herramientas que se aplicarían vía el mercado y las que se llevarían a cabo en otros ámbitos.

Para la conferencia de Glasgow se destacaron los planes nacionales de acción climática y la “mayor ambición”, después del informe del IPCC de 2018, de detener el aumento de la temperatura por el cambio climático en 1.5 grados centígrados. Se discutirían asimismo las estrategias a largo plazo para la neutralidad climática para 2050. Ahora bien, mediante la revisión de las posibilidades de adaptación, mitigación y resiliencia ante el cambio climático, se planteaba crear acuerdos internacionales vinculantes. Además, se propondría hacer hincapié en las estrategias referidas a las ciudades, regiones, empresas, inversores e instituciones educativas.

En la última parte de su presentación, Enrique Provencio se enfocó en las implicaciones de estas discusiones y de la participación de México en la integración de políticas públicas que emanarían de los acuerdos, sobre todo de adaptación, basadas en ecosistemas. Los temas por resaltar en México, entre otros, son los de la transición energética, las políticas de cambio de uso del suelo y las capacidades de captura de CO2. También se refirió al rol de los estados y al Sistema Nacional de Cambio Climático (SNCC).

En cuanto a las políticas sobre el cambio climático en México en el mapa mundial, se encuentra en el rango de países con políticas altamente insuficientes, junto con la mayor parte de América Latina, Canadá, Asia y el Pacífico Sur, siendo las áreas con las políticas más críticas en este sentido, Rusia y el Oriente Medio. Para la COP26, México no planteaba presentar una propuesta de programas medioambientales con metas mas ambiciosas, compartiendo este rezago únicamente con Brasil, Rusia y Australia. En cambio, otros países de América Latina, Europa y China, sí presentaron programas más ambiciosos.

Micah Riegner.

Lourdes Arizpe abrió el debate sobre por qué se ha avanzado poco en comprender la relación entre las acciones antropogénicas y el deterioro en el medioambiente. Se refirió al inicio del programa Dimensiones Humanas del Cambio Global —en el que participó en 1990—, en el Consejo Internacional de Ciencias Sociales, que creó el marco de referencia inicial acerca de los procesos antropogénicos del cambio global. Incluía como temáticas prioritarias a desarrollar: 1) los procesos sociales de uso de los recursos naturales; 2) la percepción y evaluación de las condiciones y transformaciones globales del medio ambiente; 3) los impactos locales, nacionales e internacionales de las instituciones sociales, económicas y políticas; 4) el uso del suelo; 5) la producción y consumo de las energías; 6) el crecimiento industrial; 7) seguridad medioambiental y desarrollo sustentable.1

Destacó que, en las tres últimas décadas, la insuficiencia de los estudios en ciencias sociales sobre cambio climático se debe a la compartamentalización que imponen las distintas disciplinas sobre los procesos socioambientales integrales que determinan los impactos del cambio global. El principal reto es desarrollar un pensamiento sistémico y complejo de las redes interactivas en las que individuos, comunidades, empresas y gobiernos, toman decisiones e impulsan acciones. Es urgente impulsar los nuevos programas científicos a partir de una perspectiva integrada de las Ciencias de la Tierra, para avanzar hacia propuestas más eficaces para la mitigación y adaptación al cambio climático.

1 Jacobson, H. K., and M. F. Price. 1990. A framework for research on the human dimensions of global environmental change. Barcelona: Human Dimensions of Global Environmental Change Programme.

En específico, Lourdes Arizpe hizo un llamado a vincular las políticas sociales y aquellas referidas al medioambiente, dando como ejemplo el que México tiene una de las tasas más altas de asesinatos de defensores del medioambiente, hecho que se considera un problema de derechos indígenas desvinculados de las políticas del cambio climático, mientras que, por ejemplo, en la Constitución de Ecuador y en gran medida en la de Bolivia, ya se establecieron los derechos de la Naturaleza. Destacó que la reconversión de la agricultura hacia un sistema alimentario resiliente pasa por una política cultural en la que también sería posible reconvertir los sistemas agrícolas indígenas en laboratorios socioecológicos.

Los principales puntos del debate en la reunión-diálogo se refirieron al extractivismo como nueva tendencia del capitalismo que deteriora en forma acelerada tanto las comunidades rurales como la biodiversidad y los ecosistemas naturales; también se tocó la pérdida de vidas que implica el impacto del cambio climático, sobre todo en la población más vulnerable, y además la necesidad de hacer llegar los datos y evidencias científicas a la población civil.

Asimismo, se hizo hincapié en que los verdaderos causantes del cambio climático son las grandes industrias y los ejércitos que tienen que precisar sus responsabilidades, más que, por ejemplo, exigir a la ciudadanía que cambie sus hábitos alimenticios como comer menos carne y que tome otras medidas específicas contra el cambio climático. Se mencionó que en la COP26 México podría confirmar su adhesión al acuerdo sobre el metano, pero Pemex se opone. Si bien uno de los participantes mencionó que aunque no puede cerrarse la producción de petróleo,
sí se puede lograr que tenga un provecho que apoye las acciones contra el cambio climático. 

Enrique Provencio añadió que es muy importante tomar en cuenta la pérdida de la biodiversidad así como la migración forzada por condiciones medioambientales. Recordó también que falta mucho en cuanto a una política contra el cambio climático en México, especialmente en cuanto a su impacto sobre la salud y los vectores de vulnerabilidad.

Finalmente, Francisco Estrada Porrúa cerró la discusión destacando el reto de transformar la agricultura para hacerla sustentable y reconociendo que falta información, así como disminuir la vulnerabilidad social evitando efectos nocivos en la salud (como el dengue) y las alteraciones climáticas que provocan las inundaciones, en tanto que pueden surgir efectos desastrosos que se repetirían con el Domo de Calor. 

Video disponible de la reunión: https://bit.ly/358TSAH

Página web del Centro: http://centrotepoztlan.org/

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