Veredas. Revista del Pensamiento Sociológico

Rogelio Martínez Flores/  Profesor investigador. Departamento de Relaciones Sociales, Área: Educación, Cultura y Procesos Sociales. UAM Xochimilco.

Me parece que es posible hablar primeramente que al estar en una Institución de Educación Superior cuyo régimen es público y que se ubica como una Universidad Autónoma, debemos tener presente que en su accionar se evidencien actividades que se engloban en funciones sustantivas y adjetivas. Cuando hablamos de funciones sustantivas, estamos pensando al menos en Docencia, Investigación y Preservación y Difusión de la cultura, esta última en la Universidad Autónoma metropolitana Unidad Xochimilco se conceptualiza bajo la nominación de Servicio.

Si retrocedemos en el tiempo, para ubicarnos hacia el inicio de los años setenta del siglo pasado, se dice que un conjunto de seres humanos después de asumir la posibilidad de construir un “nuevo modelo de enseñanza-aprendizaje”, realizaron una búsqueda intensa tanto en otros espacios -tales como Canadá, la india y el Reino Unido- como en diferentes aporte de una buena parte de las disciplinas que en ese momento eran reconocidas en los programas denominados como “Ciencia, Sociedad y Tecnología” en general, y en las Ciencias de la Educación y en la epistemología en particular, apostaron por una serie de posibilidades, a las cuales se les denomino como “Sistema Modular”.

Las cuales suscitaban y construían espacios de posibilidad para que el trabajo -intelectual, moral y físico- individual se objetivara en el trabajo colectivo en las aulas y espacios de investigación y de servicio; así como que el conocimiento es una construcción social; el conocimiento -particularmente el científico- se hace posible: i) investigando, ii) leyendo y escribiendo de diferentes lenguajes,  iii) trabajando interdisciplinariamente, iv) proponiendo el trabajo en el aula a través de objetos de transformación, problemas  eje y objetivos que articularan conjuntaban procesos que recuperaban problemas de la realidad. Estos espacios curricularmente se nombraron por derecho propio o por apropiación como “módulos”, o formalmente unidades de enseñanza aprendizaje que implicaron de quince a veintitantas horas por semana y alumnos de tiempo completo.

De tal forma -recuerden que mi memoria es selectiva- que durante los primeros años en general tanto alumnos como profesores y trabajadores administrativos preferentemente nos concentramos en actividades de docencia y de servicio, mientras que la investigación, en tanto que función sustantiva requirió un poco de más tiempo, si bien hoy hay profesores que investigan, hay profesores que enseñan a investigar y oh sorpresa hay profesores que evalúan las investigaciones… como ven este quehacer de la investigación, si me lo permiten lo puedo visualizar como un oficio, en tanto aúna la noción de opus obra y ficere hacer, según leí en Molimer (2007).

Desde esta perspectiva, las tareas esenciales del oficio de investigar son: leer, escribir, buscar sistemáticamente fuentes bibliográficas y seleccionar lecturas, para preparar primeramente proyectos -protocolos- de investigación y una vez que estén argumentados y consensuados, tendremos que diseñar o utilizar correctamente instrumentos que posibiliten recuperar observables, claro está, sin dejar de realizar las tareas esenciales.

Hay que tener presente, que para algunos con una mayor experticia en estos menesteres un protocolo o proyecto de investigación es una promesa que se sostiene en la credibilidad de sus objetivos. 

Continuando con el hilo de esta posible madeja, la investigación supone u obliga a leer para escribir y se escribe planificadamente por que se piensa en la lógica de la producción científica por una parte y en el lector con el cual uno se comunica, en un posible dialogo discursivo que pretende llevar a efecto un aprendizaje creativo para el que está realizando este oficio profesionalmente y una reflexión del que dice ya saberlo.

Por supuesto que en concordancia con las bases del sistema modular, esto implica pensar en participantes como sujetos activos (alumno-profesor; investigador-lector y profesor-alumno entre otros). De ahí que estamos pensando o suponiendo que los alumnos o los novatos en estos menesteres no se limiten a repetir con mayor o menor pericia lo que ya han dicho otros, sea en libros, sea en publicaciones periódicas, ya que esa tarea de leer y escribir, esto es, de trabajar con lo que la humanidad sabe en forma de bibliografía científica y poco a poco con más datos de la realidad deberá realizarse de manera original o en su caso novedosa. 

Sin embargo no hay que olvidar que tanto en la vida académica como en nuestra sociedad bajo la arena de los procesos de investigación subyacen siempre -desde mi óptica- una confrontación entre concepciones del mundo, algunos dirán paradigmas, otros tradiciones de investigación y algunos más programas de investigación, entre sistemas de trabajo contrapuestos, en fin con este telón de fondo es prudente tomar con pinzas y con ojos críticos el discurso que pongo a su consideración. 

En el devenir de este artilugio, está implícito el establecer o definir preguntas y por lo mismo explicitar objetivos de investigación, ellos serán generales y específicos, los cuales fijan criterios en este escribir y en este comunicar que posibilitan excluir del trabajo emprendido todo lo que no se relaciones directamente con él.

Se da por supuesto que el que investiga construye y potencia habilidades del lenguaje y de la(s) disciplina(s) o ciencia(s) con la(s) cual(es) se esta inmiscuyendo para construir preguntas, que contengan entre otras características: el ser oraciones interrogativas, que propicien o inciten a la investigación, que sean portadoras de realidad, que sus partes o palabras principales estén correctamente conceptualizadas en términos científicos y si se puede que sean novedosas. Entonces, leer, escribir, construir preguntas y objetivos son tareas que el investigador -con mayor o menor grado de experticia- produce y reproduce en su quehacer, que intenta volverse cotidiano.

De ser cierto lo anterior, el oficio, arte o profesión de investigar, está en la raigambre del denominado sistema modular, en tanto que por un lado, estamos en una institución de educación superior, denominada universidad autónoma, de régimen público -función sustantiva- y por el otro, en tanto que es parte de su génesis histórica. Sin embargo un posible matiz de este quehacer -enseñándolo, realizándolo o evaluándolo- es que suponemos que la realidad nos interpela y nos obliga a no olvidar los posibles cambios que posibiliten otro orden intelectual y moral para la liberación del propio conocimiento, la imaginación y la creatividad, la vida en su conjunto, un quehacer que coadyuve a no tan solo criticar o rechazar a la explotación en tanto que construya espacios de posibilidad de recuperar todo aquello que la humanidad requiere para establecer relaciones con los demás y con la naturaleza legítimas igualitarias (Schecter, Darrow, 2014). 

En fin, además de las tareas señaladas anteriormente, será prudente aprender a construir y utilizar diferentes artilugios materiales que objetivan el conocimiento humano en forma de tecnologías, herramientas y dispositivos, así como los andamiajes teórico-históricos que hacen posible tal trabajo humano. Así entonces, leer, reflexionar, escribir, buscar, leer y releer, pensar críticamente, escribir, comunicar y reconstruir con otros, es un trabajo que culmina con el punto y aparte del comunicación que elaboremos, ensayo, articulo, reporte, tesis, idónea comunicación de resultados. 

Cuando decimos leer, estamos entendiendo que nos estamos habilitando a complementar nuestra comprensión lectora (competencia comunicativa), lo que alude a tener posibilidades de búsqueda de información escrita en acerbos físico o por medios digitales, además de ir construyendo criterios para buscar, encontrar y seleccionar la lectura que sabemos o creemos que es pertinente, además vamos teniendo experiencias sobre autores, editoriales y esas cosas propias a la lectura “científica”, además de la dominancia de la lengua que practicamos, es prudente ir adentrarnos en los artilugios de las formas de escribir y estructurar narrativas por los diferentes autores, nacionalidades y paradigmas de las disciplinas con las cuales estamos trabajando.

En otros momentos del proceso de investigación lo que practicamos, producimos y reproducimos es lo relativo a las formas de leer la realidad con la que estamos rielando, por supuesto que dependiendo de nuestra perspectiva de investigación y el tipo de diseña de la misma. Esto quiere decir, que nuestros sentidos, principalmente la vista se ha ido capacitando para se una vista ilustrada en términos del quehacer sociológico, algo semejante está ocurriendo con la audición, el tacto, el olfato y el gusto, suponiendo que existimos científicos del campo de las ciencias sociales que podemos carecer de la vista o del olfato o de la audición. Sin embargo en esa relación de trabajo manual y trabajo intelectual también vamos encaminándonos a construir diferentes artilugios y dispositivos que nos permitirán recuperar información que convertiremos en datos a partir de identificar nuestra unidades de análisis o de observación. 

Si esto es cierto, nos falta poner una pisca de gusto de pación y por lo mismo no habrá que olvidar que investigar es también ir construyendo la sensibilidad y la pasión que los seres humanos vivos sentimos cuando nuestro quehacer está privilegiando la investigación.

Espero que disculpen la ausencia de referencias y más citas, pero lo que expongo lo encontraran escrito de diversas formas y en este caso solo intento realizar una narrativa interesante y que me dice mucho a mi forma de trabajar.

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