El título de este número de Veredas, “Conmemoraciones”, tiene como objetivo llevarnos a reflexionar sobre la manera en que los procesos históricos son recordados como procesos de la memoria, y la manera en que los tiempos, pasados, presentes y futuros, confluyen. Diariamente los pueblos recuerdan, unas veces a manera de ancla, y otras con el fin de fortalecer o reconfigurar su identidad y el sentido de su existencia. Por ello, la violencia y las luchas revolucionarias son necesarias de recordar, tanto para homenajear a los caídos como para tener siempre presente que no se deben repetir las injusticias por las que lucharon, de ahí que sucesos atroces como la guerra sucia, el holocausto, el esclavismo, entre muchos otros, deban estar presentes en nuestra memoria. Eric Hobsbawm nos mostró cómo es que una palabra como “genocidio”, tuvo que ser creada para explicar la magnitud de la tragedia, ese tipo de eventos deben recordarse, aún con vergüenza.
Según el Diccionario Etimológico Castellano que se encuentra en línea,1 el origen etimológico de la palabra “conmemorar” proviene del latín conmmemorare, que significa “meter en la mente completamente, recordar a alguien públicamente”. La última parte de la palabra se usa para formar verbos, lo que nos dice que hay que actuar para que la acción se realice.
1 http://www.dechile.net/
De ahí que sea tarea de los estudiosos de las Ciencias Sociales analizar las formas en que lo tradicional perdura para enlazar tiempos que evocan al pasado con la finalidad de traerlo hacia el presente, para delinear, a su vez, un futuro que de ese modo dejará de ser incierto. Octavio Paz lo dice de la siguiente manera:
La modernidad es una tradición polémica y que desaloja a la tradición imperante, cualquiera que ésta sea; pero la desaloja sólo para, un instante después, ceder el sitio a otra tradición que, a su vez, es otra manifestación momentánea de la actualidad. La modernidad nunca es ella misma: siempre es otra. Lo moderno no se caracteriza únicamente por su novedad, sino por su heterogeneidad. Tradición heterogénea o de lo heterogéneo, la modernidad está condenada a la pluralidad: la antigua tradición era siempre la misma, la moderna es siempre distinta. La primera postula la unidad entre el pasado y el hoy; la segunda no contenta con subrayar las diferencias entre ambos, afirma que ese pasado no es uno sino plural. Tradición de lo moderno: heterogeneidad, pluralidad de pasados, extrañeza radical.
O. Paz, 1989,18.
Como dice Paz, el pasado es heterogéneo y distintas tradiciones han sido elegidas como fundantes para distintas modernidades, lo que implica una disputa por la tradición moderna que guiará hacia una modernidad dominante; lo que no implica que quienes no son partícipes de esa modernidad, tengan que asumir la supresión de sus elecciones para involucrarse y comprometerse en procesos sociales, racionalidades políticas y en la creación de conceptos explicativos de lo pasado. Como ya se mencionó, el pasado es razón de un presente y guía hacia un futuro cuya certidumbre se fundamenta en la tradición, y en las acciones sociales que se eligen como antecedentes que, a su vez, nos dan atisbos para nuestra identidad y experiencia para continuar.
A lo largo de este número se puede comprobar como es que muchas de las reflexiones que los autores hicieron en torno a los procesos y movilizaciones sociales analizadas, pueden señalarse como aparentes continuidades que ocurrieron en medio de rupturas. De tal manera también, se puede comprobar que cada momento de ruptura abre camino hacia distintas temporalidades en el sentido de que quienes interactúan entre el momento de continuidad y de rupturas, tienen nociones y experiencias diversas. De ahí la importancia de la memoria social, de la memoria colectiva, de la memoria como parte de la cultura visual, y la importancia de conmemorar.
La reflexión sobre los discursos, la reconstrucción de lo vivido, los silencios, omisiones u olvidos, es la manera en que, a través de la memoria individual o colectiva, se posibilita el conocimiento de diferentes versiones y formas en que los actores sociales expresan su percepción de las causas y/o consecuencias de los diferentes procesos y acontecimientos sociales en que se han expresado o participado. La memoria es un proceso de reconstrucción del pasado y por ello conmemorar implica evaluar las condiciones, contextos y procesos por los cuales los actores sociales involucrados experimentaron acontecimientos particulares que incluso hoy día siguen teniendo relevancia para nosotros como una forma de evaluar nuestro presente, diferenciar o darle relevancia a un momento histórico o a algún acontecimiento que desencadenó un hecho histórico o un proceso social que resuena hasta nuestro presente.
Pensar en rememorar un acontecimiento y dejar en impasse otro, implica por su puesto una posición política; se perfilan tendencias de pensamiento y combinan las emociones con implicaciones en la narrativa. ¿Cuál es el objeto entonces de hacer un recuento pormenorizado de los acontecimientos? ¿Quien lee, qué busca en la narrativa, qué le conmueve? ¿Qué pistas del pasado dan valor y fuerza, tanto al lector como a quien escribe para comprender los procesos de organización y acción colectiva?
Las voces colectivas que aún resuenan siguen alimentando nuestro sentido social e histórico, voces protagónicas silenciadas en su momento histórico y visibles en otros futuros. Conmemorar, por lo tanto, implica hacer frente a acontecimientos con distinta carga política, social y emocional.
La memoria colectiva no es estática, de generación en generación propicia nuevos elementos y se nutre de variadas memorias: en éstas se encuentran implícitas la defensa de una identidad constituida desde ciertos horizontes pasados. En esos puntos de partida hay expresiones culturales que interactúan en la construcción/reconstrucción del pasado, que nos resignifica culturalmente y modifica la interpretación que se hace del mismo e incluso del uso político que pueda tener.
Así como la memoria es una manifestación colectiva, la historia es un proceso en construcción de lo que ha dejado de existir, pero que dejó rastros y modificó estructuras, que nos alcanza y continúa imponiéndose en nuestro presente, desde la memoria se recupera el pasado desde el presente, que es el tiempo de construcción del futuro.
En este sentido, este numero 43 de Veredas busca cuestionarnos sobre eso que conmemoramos y celebramos, y sobre la manera en que una serie de sucesos han influido en nuestro devenir. Los artículos, ensayos, la traducción, la entrevista y las reseñas de este número, son una apuesta por la impronta de la memoria y su incesante recreación sociocultural.
En el primer artículo titulado La Comuna de París y la reinvención del tiempo, Araceli Mondragón nos recuerda cómo fue que hace 150 años, en un proceso inédito de organización y política, los trabajadores franceses lograron cambios, que aún hoy, nos explica, siguen pendientes para garantizar libertades y derechos fundamentales. Se trató de un hecho histórico en el que convergieron, y aún hoy convergen, tiempos y espacios sociales, con los que es posible establecer un diálogo y a los cuales es posible revisitar.
En otras formas de celebración, Jesús Ernesto Ogarrio Huitrón, con el texto El boom del sapo: cantos de poder y delirios contemporáneos. Una mirada crítica a las nuevas formas de despojo, nos aporta una reflexión antropológica sobre la experiencia etnográfica en el ‘Territorio Comcaac’, durante los últimos diez años en las comunidades de Punta Chueca y Desemboque en Sonora. Su escrito aborda esta manifestación de impacto global, que se ha extendido como práctica terapéutica alternativa y ha colocado a la cultura comcaac y al sapo Bufo Alvarius, bajo los reflectores del chamanismo contemporáneo, donde es más que evidente la apropiación y comercialización de los saberes ajenos a la cultura occidental.
En el artículo 10 de junio de 1971, ¿acatar o elegir?, Gabriela Contreras reflexiona, a cincuenta años de distancia, sobre el vergonzoso suceso para el Estado Mexicano conocido como el “halconazo”, en el que jóvenes pertenecientes a un grupo de choque, irrumpió en una marcha estudiantil causando numerosos estragos. La autora hace un minucioso análisis sobre la manera en que operaban este tipo de grupos, que, entrenados y financiados por el gobierno en curso, eran usados para reprimir y “controlar” movimientos sociales y protestas en diferentes partes de la República Mexicana con el fin de sostener, a como diera lugar, el discurso de estabilidad y confianza que se difundía. La autora abre la discusión sobre la responsabilidad de este grupo de jóvenes, en el ataque a otro grupo de jóvenes, con quienes seguramente compartían diversas características sociales, pero cuya despersonalización, entre muchas otras razones expuestas aquí, los volvió protagonistas de uno de los días más negros de la historia del país.
El Bulto, la película de corte sociopolítico de Gabriel Retes, estrenada hace treinta años, es el eje que los autores, Karina Lizeth Chávez y Arturo Morales, utilizan como ejemplo de la manera en que los hechos sociales, así como la forma de representarlos y apropiárselos, se entrelazan, lo mismo que las diferentes temporalidades. Así, presentan el artículo Fronteras ideológicas en la película El bulto de Gabriel Retes que, desde el análisis cinematográfico y la sociosemiótica, hacen un interesante análisis que transita entre dos tiempos: 1991, cuando está realizada la película, y donde el gobierno salinista nos vendía la idea de que el país entraba al Primer Mundo, y 1971, en que el gobierno echeverrista dio el mencionado “halconazo” para reprimir a los estudiantes. Este trabajo se cruza con el de Gabriela Contreras en tanto la película alude también al jueves de corpus como una experiencia central en la trama.
Cristina Pizzonia Barrionuevo, por su parte, colabora con el artículo Historia y literatura en el período soviético, en el que pone de manifiesto la relación entre la historia oral, la historia, la literatura y la historiografía, en la medida que devela cómo los argumentos de obras literarias, sobre todo de la etapa soviética, se construyeron a partir de hechos históricos y de “recuerdos de la vida cotidiana”. Su conocimiento amplio y meticuloso de esta literatura, nos permite conocer no sólo la historia oficial que buscaron reafirmar en la época, sino también el devenir y obra de los intelectuales disidentes del régimen soviético.
El último artículo de esta sección, nos regresa a la reflexión que utiliza el ámbito cinematográfico como eje de análisis. Escrito por María Paula Noval y titulado Dolores del Río: la versión femenina del estereotipo del latin lover o amante latino, busca comprender el éxito de esta actriz en Hollywood al analizar elementos de las películas en el contexto histórico de su producción, así como la importancia del mercado mexicano para Hollywood y las condiciones que transformaron la influencia de los actores latinos a partir de la llegada del cine sonoro. El análisis histórico de un momento preciso, así como de los estereotipos, conforman una agradable lectura e interesante propuesta.
En la sección de Ensayos de Veredas, hemos reunido en esta ocasión tres trabajos esclarecedores. Por un lado, tenemos el artículo de Hugo Enrique Sáez A., quien escribe La función nominativa en el proceso de la comunicación humana, texto que se enfoca en analizar las funciones del lenguaje definidas por Jacobson y su importancia para la redacción científica, así como una función relativamente nueva denominada ‘función nominativa’, que dota de sentido y legitimidad al propio discurso.
Hegel, filósofo del Estado, es un ensayo de Rhina Roux que reconstruye la fundamentación del concepto hegeliano del Estado expuesta en 1821 y desarrolla la idea de éste como una ‘totalidad ética’. El texto de Roux arroja luz sobre este argumento donde la organización estatal era capaz de superar el desgarramiento de la sociedad moderna, atomizada por intereses privados, y permitía la realización del hombre moderno perteneciendo a una comunidad objetivada en costumbres, leyes e instituciones. Un texto lúcido y de lectura amistosa.
Por su parte, en De la tradición moderna a la tradición posliberal, Jorge Brenna hace una crítica a la modernidad desde diferentes puntos de vista; parte de la oscura visión que proporcionan Paz y Unamuno, para hacerlos discutir más adelante con el filósofo ruso Dugin, quien considera que a partir de la incertidumbre a la que nos ha conducido la democracia, es necesario un nuevo orden.
La traducción que integra este número de la revista Veredas, es la realizada por Arturo Anguiano, a partir de un texto publicado en el prefacio del libro Kafka, Welles, Benjamin: éloge du pessimisme culturel (2019). Elogio del pesimismo cultural de Michael Löwy es en nuestras páginas una breve y rigurosa traducción que nos acerca con fortuna a las profundas interrogantes que Löwy plantea.
La entrevista corresponde a la celebración de los 20 años de Cinema Tropical en Nueva York. A partir de una elocuente conversación con Carlos A. Gutiérrez, fundador de Cinema Tropical, el entrevistado relata su trayectoria dentro de la difusión y exhibición del cine latinoamericano en esa ciudad, importante labor que concentra lo mejor del cine latinoamericano y gracias al cual los espectadores de la Gran Manzana, más que en muchas partes del mundo, incluido el propio continente latinamericano, pueden tener una visión global y sobre todo constante de dichas cinematografías, que en nuestros países se encuentran regularmente dispersas.
Las reseñas de los libros, como siempre, nos actualizan en lecturas obligadas que, en este caso, se refieren a las obras: Rafael Pardo: la ciudad diversa y You and Your Profile: Identity After Authenticity de Hans-Georg Moeller y Paul J. D’Ambrosio. En la primera, la obra del arquitecto veracruzano es presentada como un medio para “construir comunidad”, dice Christian Mendoza, su autora; mientras que en la segunda, José Luis Callejas nos habla de la identidad y sus paradojas, así como de su configuración en estos tiempos, desde la obra de los autores.
Finalmente, es importante mencionar que la obra fotográfica que acompaña este número, pertenece al jóven fotógrafo Daniel Anguiano, quien desde su sensibilidad y propuesta estética, nos ofrece una serie de imágenes del mundo en las que busca captar y documentar, “la calle y la vida diaria”, como él mismo dice, pero que también nos transmiten estados de ánimo de personas habitando espacios públicos.
Isis Saavedra Luna
Directora de la revista Veredas.
Gabriela Contreras Pérez
Profesora investigadora. Departamento de Relaciones Sociales, UAM-X.
Referencias
Díaz Arias, D. (2006) “Memoria Colectiva y Ceremonias Conmemorativas. Una Aproximación Teórica” en Diálogos Revista Electrónica de Historia, 7(2),170-191. Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=43970207 (consulta: 21/10/22).Paz, O. [1974, 1981] Los hijos del Limo. Del romanticismo a la vanguardia. Barcelona, España: Editorial Six Barral.