Veredas. Revista del Pensamiento Sociológico


El tema de la autonomía comunitaria no es de ningún modo nuevo, su discusión se remonta a los orígenes mismos de la civilización moderna, pero es a partir de la década de los años noventa del siglo pasado que ésta adquirió un renovado brío en el contexto del ascenso de las movilizaciones indígenas que coparon la geografía de nuestro continente. Sin embargo, la vía abierta por los pueblos indígenas respecto al tema de la autonomía representa apenas algunas de las formas de expresión de ésta, la cual puede ser pensada como el conjunto de prácticas sociales, políticas, culturales y económicas desplegadas en un espacio o territorio, en el que las dinámicas deliberativas y decisorias sobre temas de interés público constituyen el eje vertebral. La autonomía supone el reconocimiento, la identificación, por parte de un grupo social, de derechos y necesidades sobre y en relación con el territorio, de modo tal que hay una búsqueda o pretensión de autogestión o autogobierno y con ello la reproducción, la preservación, de formas organizativas comunitarias que, usualmente, cuentan con una notable densidad histórica, política y cultural. Hablar de autonomía implica aludir a la (re)configuración de lo local en términos económicos, políticos, simbólicos y legales, partiendo de la premisa que esta escala espacial mantiene una relación de interdependencia con lo regional, lo nacional y lo global.

 En general, la autonomía no sólo es atributo de las comunidades indígenas, sean éstas parte del movimiento neozapatista –que irrumpió en la esfera pública el 1 de enero de 1994 en Chiapas, México– o no. La búsqueda de autonomía se despliega en un sinfín de experiencias que van desde los ámbitos rurales hasta los urbanos, articulando nuevas formas de concebir y relacionarse con el espacio y, consecuentemente, nuevas modalidades de relaciones sociales y políticas, así como una reconfiguración de procesos identitarios. Así, existen diferentes modos de ejercer la autonomía, dependiendo de la especificidad histórica, política y cultural donde el punto cardinal es el territorio, el cual es resultado de las relaciones sociales, a la vez que estas inciden en él. En los últimos años, numerosos actores colectivos han reivindicado el derecho a la autonomía comunitaria en varias naciones latinoamericanas, logrando incidir en modificaciones legales en las que se reconocen dichos derechos, es el caso de Bolivia, Ecuador y el mismo México. En este último, la crisis de seguridad pública y la grave crisis estatal, junto con los procesos de despojo, han desembocado en la organización sociopolítica en diferentes regiones, siendo Cherán, Michoacán, la policía comunitaria en Guerrero y los municipios autónomos en las comunidades neozapatistas y en San Juan Copala, en Oaxaca, algunos de los casos más emblemáticos.

Soporte material y simbólico de los grupos sociales, el territorio ha sido objeto de disputa por parte de un sinnúmero de agentes con racionalidades e intereses diferentes. En las últimas décadas, la confrontación y disputa por los territorios ha cobrado un gran impulso en el marco del capitalismo neoliberal en el que la acumulación por desposesión –como plantea el geógrafo inglés David Harvey– y la conversión de bienes comunes y públicos en mercancías ficticias –siguiendo el pensamiento de Karl Polanyi– son factores clave. Es así como han emergido en el espacio público numerosos movimientos sociales a lo largo de todo el continente latinoamericano, tanto en ámbitos rurales como en urbanos, cuyo propósito es la defensa del territorio y, con ello, la defensa de una forma de organización societal –identidades, memorias colectivas, formas de relacionalidad, tradiciones– ancladas en el espacio. Si bien no todos los actores colectivos cuya finalidad es la defensa territorial han pretendido el despliegue de un proyecto autonómico, la rebelión colectiva articulada en y por el territorio supone nuevas formas de politicidad y, por lo tanto, otras maneras de ejercer la ciudadanía.

De esta manera, el número 44 de la revista Veredas, Autonomía comunitaria y movimientos sociales en defensa del territorio, consta –desde diversas ópticas teóricas, metodológicas y empíricas– de once artículos de investigación cuyas líneas temáticas van desde los procesos de construcción autonómica; la crisis ambiental; la defensa territorial; las luchas sociopolíticas a nivel regional;  hasta la conformación de organizaciones de la sociedad civil en aras de reivindicar derechos sociales elementales y las formas de apropiación del espacio público urbano. Entre los artículos que conforman este volumen se encuentran Autonomía, derecho de representación en los pueblos originarios de la Ciudad de México. El caso del Concejo de Gobierno Autónomo del pueblo originario de San Luis Tlaxialtemalco, Xochimilco, de Martha Olivares Díaz, quien describe el proceso hacia el reconocimiento de formas de representación comunitaria y autonomía en San Luis Tlaxialtemalco, un pueblo originario de Xochimilco en la Ciudad de México; un proceso lleno de retos y posibilidades de futuro cuya base de construcción es la comunidad y la identidad cultural en el contexto de una ciudad pluridiversa como la Ciudad de México.

En Alternativa agroalimentaria y comercial de VIDA. A.C. en el centro de Veracruz, el autor Alfredo Martín Olguín analiza cómo, mediante la organización, los cafeticultores minifundistas en el centro de Veracruz aumentaron sus capacidades y las formas en que influyeron en su territorio para impulsar el desarrollo local y cómo estos elementos permitieron la creación de VIDA A.C., una alternativa agroalimentaria con base en cadenas cortas de comercialización que les permitió transitar hacia la cafeticultura agroecológica, logrando certificar cultivos orgánicos dentro de lo que denominaron “cafetal comestible” como parte de su soberanía alimentaria.

Kathiuça Bertollo en Mulheres e mineração: o cenário das violências e das lutas na região do quadrilátero ferrífero de Minas Gerais-Brasil, nos ofrece una explicación del contexto de la lucha de clases y cómo su faceta violenta impacta a las mujeres que tienen alguna relación con la minería extractiva, ya sea como directamente afectadas, trabajadoras de esta actividad productiva, o como parte de las comunidades ubicadas alrededor de los complejos mineros; el principal aporte de este escrito es el protagonismo que las mujeres asumen colectivamente frente a la violencia estructural, producto del actual modelo de sobreexplotación, el patriarcado, la misoginia, el machismo, el racismo y la destrucción ambiental.

En el trabajo titulado Luchas sociales en el Istmo de Tehuantepec. Reflexiones desde la historia y la memoria como infrapolítica, Aline Zárate Santiago y Agustín R. Vázquez García realizan un recorrido sobre algunas de las movilizaciones colectivas más emblemáticas en la región del Istmo de Tehuantepec, en Oaxaca, México, cuestionando la rígida delimitación interpretativa sobre la historia de vencedores y vencidos, a la vez que resaltan la constante defensa del territorio de los pueblos que habitan esta región y el papel de la memoria en los procesos organizativos.

Por otra parte, Elvia León Salazar y Alfonso León Pérez desarrollan en su artículo Organizaciones civiles en el Estado de Guerrero. Una vía para la movilización y defensa de los derechos sociales, un encuadre de algunas de las organizaciones de la sociedad civil erigidas en Guerrero, México, encaminadas a mejorar las condiciones de vida de los pobladores, además de aludir a las expresiones de resistencia en contra de la violencia estatal, mostrando así cómo Guerrero cuenta con una larga y densa historia de acción colectiva en contra del autoritarismo, la corrupción, el despojo, la violencia, la injusticia social e impericia gubernamental.

Desde una perspectiva diferente, Carlos Ismael Castro Rodríguez plantea en el texto Percepciones sociales del espacio urbano como practicable. Prácticas culturales urbanas y de sociabilidad en espacios públicos de la ciudad de Xalapa, Veracruz, la manera en que las prácticas socioespaciales cotidianas de los agentes representan una forma de consumo cultural. Este artículo se sustenta en una investigación de corte cualitativo que reveló como los urbanitas muestran un apego a ciertos lugares públicos de Xalapa. El análisis sociológico desarrollado por el autor recupera conceptos clave del pensamiento de Pierre Bourdieu y Georg Simmel.

En Catástrofe ambiental y propuesta ecosocialista, de Jatsive Minor, el propósito del artículo consiste en revisar la argumentación del ecosocialismo y su fortaleza frente a ideologías posmodernas que encubren de forma fetichista el fundamento real de la catástrofe ambiental. Su hipótesis sostiene que el desastre ecológico actual no proviene del hombre en abstracto, sino de la forma social vigente.

Otros artículos interesantes que integran esta edición, son: Autoafirmación radical: defensa territorial bajo autodeterminación ontológica, de Mauricio González González; Cinco tesis de las autonomías. Vida, lucha y procesos autónomos en el municipio indígena de Cherán (Michoacán, México), de Gustavo Moura de Oliveira; Proyectos autonómicos de las resistencias socioambientales contra las obras de infraestructura en el sureste de México, de Carlos A. Rodríguez Wallenius, y Gobernanza ambiental y autonomías emergentes: cambios y desafíos generacionales en la región fronteriza en la selva Lacandona, de Yeri Paulina Mendoza Solís.

También en este número 44, se presentan tres reseñas. La primera de ellas es la escrita por Roberto García Jurado, acerca del libro de Esther Duflo, Combatir la pobreza. Herramientas experimentales para enfrentarla; la segunda es la desarrollada por José Luis González Callejas y versa sobre la más reciente publicación del politólogo Francis Fukuyama, Liberalism and its Discontents; y finalmente, aparece la reseña elaborada por Sol Cárdenas Arguedas que aborda el texto de Pablo Armando González Ulloa y Sergio Ortiz Leroux, El debate del pensamiento político contemporáneo. Una aproximación al liberalismo, republicanismo, comunitarismo y multiculturalismo.

Finalmente, el artículo El discurso grafico como promotor de los derechos humanos de las mujeres nahuas: el caso de la asociación Kalli Luz Marina, de Gabriel Pérez Crisanto, le da voz al Ensayo visual que acompaña este número de Veredas. Su autor nos explica que forma parte de un taller de gráfica de la Universidad Autónoma Metropolitana de la Unidad Xochimilco, que tiene como objetivo promover la búsqueda de la interpretación de la realidad a través de la estampa en sus distintas formas. En este caso su vínculo con la asociación Kalli Luz Marina, dedicada a enfrentar la violencia contra las mujeres y niñas de la región de las montañas de Veracruz, fue el eje de la obra gráfica que se presenta. De una manera distinta, a través del arte, se busca reflejar el trabajo de la organización, visibilizar la cruda problemática que existe, y se intenta provocar conciencia sobre las graves implicaciones sociales que dicha situación genera en las familias y en la comunidad.

Así pues, este volumen, Autonomía comunitaria y movimientos sociales en defensa del territorio, se inserta en un amplio y plural espectro de reflexiones en el pensamiento sociológico –y en disciplinas afines– sobre el papel que desempeña el territorio en las dinámicas de dominación y de resistencia colectiva, así como en el carácter multidimensional de los procesos sociopolíticos de construcción de las autonomías.

Edith Kuri y David Benítez
Comité editorial de Veredas