Veredas. Revista del Pensamiento Sociológico

José Luis González Callejas / Doctor en Ciencias Sociales (Relaciones de Poder y Cultura Política) por la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco. Profesor investigador, Departamento de Relaciones Sociales. Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco.

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La socióloga italiana Elena Esposito es una de las investigadoras contemporáneas más destacadas y originales que, desde la teoría de sistemas de raigambre luhmanniana, ha estudiado desde hace años las implicaciones que representa para el sistema social el desarrollo de algoritmos contemporáneos basados en aprendizaje automático y big data.

A lo largo de los siete capítulos de su libro más reciente, Artificial Communication: How Logarithms Produce Social Intelligence, Esposito analiza la cotidianeidad comunicativa de una sociedad funcionalmente diferenciada con dichos algoritmos en tanto socios de comunicación (communication partners). Tras las huellas del sociólogo alemán, Niklas Luhmann, Esposito lleva a cabo una reconsideración de la noción de comunicación sin presuponer intercambio de pensamiento alguno entre los participantes. Esto implica modificar la concepción común que afirma que estos algoritmos son inteligentes; a contrario, la investigadora italiana considera que el análisis sociológico de la comunicación no debe llevarnos a pensar que necesariamente estamos frente a formas artificiales de inteligencia, sino a una forma artificial de comunicación.

Es por ello que deben distinguirse inteligencia y capacidad comunicativa, pues sociológicamente sólo es relevante si los algoritmos actúan o no como socios de comunicación, independientemente de si son inteligentes o no. Es gracias a la explotación parasitaria de la participación de los usuarios en la web mediante su gran capacidad de aprendizaje automático y de reproducción de habilidades de comunicación, que resultan ser tan eficientes.

A través del big data, los algoritmos se “alimentan” de las diferencias generadas (consciente o inconscientemente) por los individuos y su comportamiento para producir información nueva, sorprendente y potencialmente instructiva. Los procesos algorítmicos parten de la inteligencia y la imprevisibilidad (de la contingencia) de los usuarios para reelaborarlos y operar inteligentemente como socios de comunicación, sin necesidad de ser inteligentes ellos mismos.

Desde este horizonte de interpretación, la predicción algorítmica, el manejo de información a través del recurso a listas y rankings, el uso cada vez más frecuente de la visualización en las humanidades digitales, las formas paradójicas de personalización estandarizada y contextualización generalizada, los infructuosos intentos de ejercer el derecho al olvido en la red, y la producción de fotografías para escapar a la presión del presente, son algunas de las modalidades más evidentes de la reconfiguración tecnológica de la comunicación en nuestros días.

Para la teórica de los sistemas sociales existen consecuencias relevantes en el énfasis comunicativo del diseño de algoritmos y, en particular, en la idea de programas de aprendizaje autónomo. Quizá la más importante sea que al centrar el análisis sociológico en la competencia comunicativa de estos sistemas y no en la noción problemática (en sentido kantiano) de inteligencia artificial, las preguntas de investigación ya no se enfocan en los participantes (¿son humanos o no? ¿qué significa ser humano en un mundo digital?), sino en el proceso de producción de sentido (Sinn). De manera que el concepto de comunicación debe ser lo suficientemente poderoso como para cubrir también las interacciones con las máquinas.

Para Esposito, la comunicación no sólo tiene lugar entre humanos y otros seres vivos, pues las máquinas ahora participan en la comunicación. Esto no significa, por supuesto, que las máquinas se hayan vuelto humanas o que, al menos, hayan aprendido a reproducir la inteligencia de los seres humanos. El hecho de que podamos comunicarnos con las máquinas no implica que tengamos que explicar su problemática inteligencia; en cambio, requiere percatarnos de que la comunicación está cambiando. Por primera vez, las máquinas pueden producir información nunca antes considerada por una mente humana, así como actuar como socios de comunicación interesantes y competentes.

Sin lugar a duda, esta problematización puede caracterizarse empleando el adjetivo metabiológico, que en algún momento Jürgen Habermas utilizara para referirse a la teoría de sistemas de raigambre luhmanniana.1 Esta nueva perspectiva permite interpretar estos asombrosos desarrollos en el desempeño comunicativo de los algoritmos de modo diferente, para poder replantear las investigaciones de esta evolución como parte del aumento de complejidad de una sociedad funcionalmente diferenciada.

1 “Excurso sobre Niklas Luhmann: Apropiación de la herencia de la filosofía del sujeto en términos de teoría de sistemas” en El discurso filosófico de la modernidad (12 lecciones) (1989). Taurus, pp. 434-453.


Artificial Communication.
How Logarithms Produce Social Intelligence
(2022).
Elena Esposito.
Cambridge/Londres: Massachusetts Institute of Technology.
ISBN: 9780262046664.